El momento en el que un posible comprador cruza el umbral de una vivienda por primera vez es decisivo. En cuestión de segundos, se forma una impresión general que puede condicionar todo el proceso de compraventa. Aunque factores como el precio, la ubicación o la superficie son fundamentales, el componente emocional también juega un papel relevante. Por ello, la presentación de la vivienda se convierte en un elemento estratégico dentro de cualquier operación inmobiliaria.
Iluminación: claridad que transmite bienestar
Una vivienda bien iluminada se percibe más amplia, limpia y moderna. Por ello, es recomendable potenciar la luz natural en todas las estancias. Cortinas abiertas, persianas subidas y espejos estratégicamente colocados ayudarán a reflejar la luz exterior.
En visitas programadas al atardecer o en días nublados, conviene encender luces cálidas y evitar bombillas de tono azulado o fluorescente. La iluminación debe ser uniforme, sin rincones oscuros. En espacios como el salón o el dormitorio, puede añadirse alguna lámpara auxiliar que refuerce la sensación de calidez.
Aromas: el poder invisible del olfato
El olfato tiene una conexión directa con las emociones. Un aroma agradable puede evocar recuerdos positivos y favorecer una actitud receptiva por parte del visitante. Por el contrario, olores fuertes o poca ventilación generan rechazo inmediato.
Antes de cada visita, es conveniente ventilar durante al menos quince minutos. Además, se pueden utilizar difusores naturales con fragancias suaves como vainilla, lavanda o cítricos. También se recomienda evitar ambientadores artificiales demasiado intensos.
Un truco clásico, pero efectivo, es hornear pan o repostería poco antes de la cita. El aroma genera una atmósfera hogareña que invita a quedarse.
Pequeños detalles que suman
Además de los aspectos mencionados, existen otras acciones complementarias que pueden marcar la diferencia:
Textiles renovados: cortinas limpias, sábanas nuevas o toallas bien dobladas transmiten higiene y cuidado.
Baños ordenados y relucientes: sin productos a la vista, con una alfombrilla seca y una planta decorativa o vela.
Cocina despejada: encimera limpia, sin electrodomésticos a la vista y con algún detalle visual como un frutero o una planta aromática.
Temperatura adecuada: ni frío ni calor excesivo. Una climatización confortable mejora la experiencia del visitante.
Preparar un inmueble para su venta no implica únicamente ordenar o limpiar. Va mucho más allá: se trata de transmitir sensaciones agradables, de crear un entorno acogedor y de permitir que el visitante se imagine viviendo allí. Bajo este enfoque surge el concepto de home staging, una técnica de marketing inmobiliario que, con recursos sencillos y accesibles, puede contribuir a acelerar el proceso de venta y aumentar el atractivo de la propiedad.